La película El malvado Carabel (Fernando Fernán-Gómez, 1955), incluida en el ciclo 'Los dos exil
La transposición fílmica de El malvado Carabel de Wenceslao Fernández Flórez (1931), dirigida por el cineasta Fernando Fernán Gómez en 1955, acaba de ser incluida en el prestigioso ciclo 'Los dos exilios' que acoge Filmoteca Española a lo largo de los meses de abril y mayo.
Por vez primera, atendiendo a los más importantes estudios de la historiografía cinematográfica en España, un amplio y destacado ciclo sobre el exilio en el cine tras la Guerra Civil, organizado con motivo del 80 aniversario del fin del conflicto bélico, incorpora no solo los más destacados títulos generalmente incluidos en muestras de este tipo (Sierra de Teruel, André Malraux, 1939; En el balcón vacío, Jomí García Ascot, 1962), sino también otros filmes capaces de referirse de manera más o menos metafórica y discreta, pero en ocasiones con deslumbrante densidad formal, a su vinculación con la II República, así como al “exilio interior” y sus devastadoras consecuencias psíquicas y, en cualquier, caso, al doloroso presente que les tocaba vivir.
Destaca entre estas películas El malvado Carabel (Fernando Fernán-Gómez, 1955) que, al enlazar voluntariamente con la versión de la novela fernandezflorezca dirigida por Edgar Neville en 1935, se convierte en pieza clave para comprender la reformulación llevada a cabo en los años 50 por nuestro cine más crispado y rebelde a partir de los materiales costumbristas y sainetescos en los que se inspirara el cinema nacional-popular republicano.
En un decisivo proceso del sainete al esperpento, El malvado Carabel de Fernán-Gómez nos muestra cómo, antes de retornar al Callejón del Gato, “los espejos ligeramente curvados” de Wenceslao Fernández Flórez sirvieron al cine español para enturbiar y ennegrecer el costumbrismo, sin hacer ascos a una pátina de malévola ternura —que habrá de desaparecer con los años—, como eficacísima arma para alzar fílmicamente una crispada queja ante el horror franquista.